maderos sin fronteras

Sólo puedo lamentar muchas cosas..
Entiendo que es necesario reforzar la respuesta humanitaria, que se necesitan medios físicos para atender y ubicar a estas personas, que la Cruz Roja se vea impotente.. y hasta aquí.
Lo que no entiendo me sobrepasa. Me cuestiono las fronteras, las vallas, la esperanza de la miseria que no tendrá ni una oportunidad, la valentía de quién lo deja todo por ayudar a los suyos en un viaje que se pierde en el horizonte del que igual nunca hay regreso.. Me cuestiono las putas reglas y el verbo fácil que casa delincuentes con inmigrantes en unas miserables declaraciones que acaban pidiendo condenas más altas y peligro de inseguridad.. Me pregunto por sus miedos, por su piel y por sus ojos, me pregunto que suena en su cabeza y que imagen punzante se llevan consigo cuando, apiñados, el motor de su barca los aleja de su casa y de una vida que no eligieron..
Hagamos muros altos pues, que separen nuestras vergüenzas, nuestro mundo distorsionado y nuestras neveras llenas.. Hagamos un trato, lavemos conciencias sangrantes por un chusco de pan, telemaratones cuando el pico de la miseria ocupe más tiempo en el telediario que el deporte, maremotos que no son nunca nuestros, sidas y lepras.. Nuestra mugre no se ve. Sofisticamos apetitos, silenciamos heridas, definimos justicia, callamos miedos..
Me gustaría terminar ésto con esperanza, pero no sé. Tampoco sé si os dije, que los antidisturbios existen, aunque no sepa el porqué de su naturaleza, y porqué en vez de un palo no llevan una zanahoria.. al menos en Canarias, en un cayuco varado no va a haber piedras, ni yunques metaleros, pero si mucha hambre..