12 abril, 2007

maybe you’ll have to go

Salgo del portal y me paro. Me pongo un cigarro en la boca y un casco en cada oreja. Enciendo el mp3 y le doy al botón que pasa canciones, una, dos, tres y dejo de contar, que suene la que toque después de parar de pulsar sin ver.. Un acorde y el primer paso.

Al final de la pendiente me espera una acera sin sombra, un paseo de vuelta a casa, una rutina que a veces tiene sus sorpresas. Encumbro y tuerzo a la derecha mientras prendo el cigarro con un sol de frente que me achina los ojos.

Diez pasos más tarde en el llano me vuelvo lento, algo hace que me acomode, puede que el calor que se concentra la pana negra en mi espalda ayude o quizás la banda sonora que suena sólo para mi por la acera transitada. Si hay canciones mañaneras también hay las que deberían ser caminadas, tenía razón, pienso mientras sonrío y me dejo acompañar.. No estoy allí aunque vaya en línea recta, sólo las inercias hacen que no me de con la cabeza en un toldo, que esquive peatones y que siga andando mientras canto para mi moviendo imperceptibles los labios. Y pienso en los ingredientes de la tarta de fresa, en que es un buen día para pensar en cotillones y reencuentros, porque el día suena distinto a otro cualquiera, porque cualquiera puede ser distinto y, éste, suena bien.

Me despisto de mi y desachino los ojos llegando a una diagonal donde aparece más gente, y me pregunto porqué no cantan, y justo entonces la canción termina repitiendo un quizás tendrías que ir, quizás tendrías que ir.. allí donde se mejoran los días, la rutina con solete, y con un fácil porque no hoy va a ser que si..