21 diciembre, 2005

en jaque

Cuando llegaba a casa no había bienvenida.. había colillas en el cenicero de loza blanca, restos de comida precocinada en la basura y un orden frío de reproche.. el máster casero de criptografía lo había vuelto experto en la gerencia de convivir con pullas silenciosas, manipuladas con objetos y señales, como fichas de ajedrez en formación de ataque o de defensiva.. la distancia entre el casimiro jacobino y el radioyente autista de si amanece nos vamos era impuesta, obligada por labores y, tal vez, la única manera de disfrutar del mismo espacio.. La minuta había engordado desde hacía tiempo con nuevas claúsulas desconocidas por ambas partes, y lo que era inminente, se convertía en otro punto más a tratar en el próximo debate del estado de la nación.. Casimiro acudiría con su base de datos y con su hoja de excel a dos columnas con hechos contrastables y faltas de orden público, con una fregona como bastón.. el radioyente acudiría con sus orejas comunicativas, esperando que detrás de la aspiradora aparecieran los cojones que le contaran que no hay aguaplás que valga para tanta distancia de grieta entre dos paredes..