18 diciembre, 2005

el último calor

La oportunidad llegaba apresada por suspensas palabras que tropezaban como el eco del silencio entre los dos cuerpos. Ella le dejaba coger sus manos como un líquido atrapado en un cuenco, sin más movilidad que el desequilibrio que suponía el ultimátum de las miradas esquivas..

Ya no sentía ni vértigo estable ni calidez, la coraza había perdido sus cimientos, y las grietas las habían hecho profundas, del descuido a la saña, de la pérdida a la intención.. no servían los recuerdos, el recurso fácil lo habían violado hacía ya tiempo, y las verdades que quedaban sin reproches eras tensas y plomizas.

El dolor era frío e inevitable, a partes iguales de culpa y direcciones opuestas de claridad..

Se apretaron las manos como con ventosas, inhalando el aire que sobraba por última vez.. acercaron sus caras y se unieron las frentes.. luego las mejillas y el último calor.. y sonó un no.. y un yo tampoco quería.. casi sordos, ya perdidos, entre la espalda y siempre.. como un escalofrío lento que también tiene final..