06 octubre, 2006

improperios sin distancia

Él no sabe que éste es su día ajeno, así que me aprovecharé de su despiste ahora que duerme para escupir todo aquello que no quiere reconocer. Abrirá su blog por la noche y no recordará quién pirateó sus entradas ni porqué lo hizo, se asustará al reconocerse en algunos verbos, se quedará después callado leyendo los acentos y los cristales que cree que no pisa, mentará a sancristo y luego asentirá por dentro sin reconcer por fuera su reflejo. Sé que después me odiará un rato, que pensará en memento y buscará un tatuaje en su ombligo, le ponen nervioso los egos, la mala memoria y las intromisiones no contempladas de su espacio. Así que seré breve, que este tío tiene un pronto fácil.

No te muerdas la boca, no te mientas, no zigzaguees con la memoria ni te escondas solo en rincones de calor, no destemples la mirada, no pienses en caminos como sólo salidas para escapar, no te apures si todo parece equivocado, no te calles, no te venzas, no te creas que eres ajeno a ti. Y baja la tapa del puto váter, quieres? Si al menos consiguiera esto último sería un comienzo, y te juro pordios que me olvidaré de tu clave de blogger y volveré a mi silencio de siempre, ese, que no es ajeno a ti.