08 enero, 2007

el por poco me llega

Estuve a punto de empezar el cuento de la lechera el año pasado. Me faltaron tres o treinta mil números para decir aquello de “érase una vez..”, pero nada, en la guía campsa no aparece ningún mapa de la suerte que se relacione conmigo, al menos así. Pero en el fondo no me preocupa la cartografía que no conozco, o al menos esa, que funciona con probabilidades remotas o con notas de flautas traveseras que nunca escucharé. Está todo más que claro, los veinte uros que me tocan por la coincidencia de la terminación me los voy a beber tarde o temprano con algo añejo para brindar por tu salud, por tus puntos cardinales y porque, un año más, sigamos apostando por los sentidos que degustan tiempos, desde el pastel de berenjena de mi abuela a uno de tus post. Cómo peón explorador en paro del stratego no me voy a quedar, así que empieza el año en el after con una jartá, como se dice en Andasulía, de buenos deseos para todo@s y de mejores mapas para perderse, con o sin brújula. Ah, y no voy a mentir, algún mecagoen solté por el casi de la coincidencia numérica y, aunque el cántaro se rompiera al tercer viaje por mi innata torpeza, algún minuto dediqué a pensar en lo jodido que debe ser mantener rentable una explotación láctea en Galicia. Con dichas expectativas pasé de jugar a la del Niño, que me quedo con el por poco que ya es mucho y brindo por ustedes. Salud!.