12 abril, 2006

viaje de vuelta

Lo mejor de las escapadas de no mirar hacia atrás es establecer como único punto de la agenda lo intuitivo, no es huir ni esconderse, ni planes concisos, es más bien no tenerlos, no sentir el clavo de las horas tintineando en la prisa, sin tener la más mínima idea de lo que veran tus ojos en los siguientes minutos.. Llegaré a cruces y probaré, vendrán después las ocurrencias, las risas y la carretera exprimida con música, las rugosidades geográficas, las ganas de foto, de piedras, rocas, de mojar los pieses.. Lo mejor es que nada de lo que digo puede influir en el paréntesis, pues llega impermeable de obligaciones y permeable de todo lo demás.. Es como escribir para mi, como dejarse llevar y no saber la palabra con la que empiezas y terminarás de decir lo que sea que antecede a unos puntos suspensivos..
Cuando mañana me aleje de la rutina lo haré cantando desde el primer kilómetro, con una pila de cedés, con las gafas de sol y la ventanilla abierta, acelerando pedales y desprendiéndome poco a poco de los pesos y de las contracturas de mi espalda. Cuando mañana me aleje de aquí volveré para buscar lo que quiero, para de alguna manera dejarme llevar también en los días iguales, buscando la manera de colorear de verde las peripecias nimias, sentidas y camándulas de mis afterpuntos de vista, de cien flechas cardinales, sin brújula ni plantilla..