15 septiembre, 2005

se me va..

Tenía la cita a y 52, antes de Maria Dolores que entraba a y 49. No sé el porqué de esta puntualidad tan exigente, nunca la he entendido, si al final siempre entras, como mínimo, 20 minutos más tarde de lo que marca la lista de word mal impresa que ponen con celo en la puerta número 3.
Siempre me fijo en el que me precede, su nombre y su cara, y después le pongo una imaginada identidad, un carácter y descubro la pesada preocupación que vuelve rugoso su entrecejo.. las caras de una sala de espera no suelen ser muy animosas y uno, mietras ojea el periódico, busca otras distracciones.
Siempre que estoy en ese lugar me digo que lo detesto, que será la última vez, y que volveré a tener otra conversación peculiar con el médico con apellido de ananá.
Cuando Loli abrió la puerta como liberada (qué quieres, en una sala de espera pasa el tiempo suficiente parea hacer confianzas), entré despacio y cerré la puerta.

Tardes tardes Doctor, le dije. Hola, me dijo sin mirar, mientras rebuscaba en un taco ancho como un palmo la carpeta con mi nombre. Luego un silencio paciente con toques de in.. El señor del batín releía una letra estirada cómo una pértiga mientras compaginaba la concentración haciendo unas muecas que si soy yo el mimo, me daría vergüenza ajena, siempre y cuando no fuera momento íntimo de calentar mofletes.. En fin, que no sé cuántos segundos eternos pasan hasta que me dice el qué te pasa más muletilla que había escuchado nunca..
Que creo, doctor, que me falta pericia... y que estoy preocupado....
Puso una cara como quién afina una guitarra y va de tooooinnn en toiiiiin sin rumbo y sin oido.. Y cuánto crees que has perdido?.. Supongo que su pregunta era para encasillarme y establecer en base a unos rangos, unas posibles causas para mi diagnóstico.. pero no no, le dije, creo que también tengo el problema de hacerme entender.. si me falta, es que no tengo, que nunca he tenido, y que envidio la de los demás.. Pero algo sabrás hacer, no? me dice ofuscado.. Mmmm.. algo si, le dije, creo que puedo tener un mínimo de algo parecido, porque cometo por ejemplo los mismos errores, pero es más por la experiencia que por la habilidad en evitarlos.. patoso tampoco vale, no? si el café es mío, lo comparto con la moqueta.. pero la torpeza es imprevisible.. y tampoco.. así que no sé qué hacer, ni tampoco sé qué decir en estos casos, tampoco tengo habilidad para engañarlo.. Su vaya y pausa eran del todo predecibles y ya empecé a ponerme de mala ostia porque sabía que el medio minuto de sinceridad con un desconocido sordo en bata blanca lo había desperdiciado, que de allí me iba con un vale por unos trankilines y con un ramillete de consejos que mi santa madre estaría orgullosa de escuchar con un vestelodije con el dedito con movimientos de morse.. uuuuffff.. rabia.. Me recomendó pasear, que me inventará algún hobbie de esos modernos, y cómo quién no quiere la cosa una cajita de trankilines flojitos para descansar.. jajajja! y ya enloquecí.. cómo qué "flojitos" cara-pasa??!! así eran los últimos, no??, pensé.. éstos me quieren dormir para que no piense, para que nunca tenga pericia, para alimentar mi memoria de pez, para que no me sienta ni inútil, para que olvide la contraseña que activa mi razón.. Si es que no me canso de decirme que hay que ser autodidacta, que sólo queda automedicarse y questos tipos no tienen sentimientos.. yo es que no lo puedo e n t e n d e r . . . .

-El siguienteeee..
-Eh.. ah.. si.. Si! Soy yo! (coño, por fin..)

Qué quieres, la espera por recetas es larga, y siempre me pregunté la cara del médico de familia si le dices que te falta pericia.. todo empezó por ahí, aunque este final sea recurrente.. sale así.
Además, si os soy sincero, Loli no hablaba mucho.